Desde
el momento en que leo o escucho la coletilla “para los alumnos del siglo XXI”
(similar a otra: “el perfil del docente del futuro”), estoy seguro
de haber encontrado material de primera para esta serie dedicada a las últimas
tendencias en Pedagogía. Me dispongo a leer, lo reconozco, con no demasiadas
expectativas de hallar algo realmente novedoso y atractivo que aplaque mis
ansias por sumergirme en las procelosas aguas del reverso tenebroso y coquetear
con las tinieblas pedagógicas y compruebo que parece
tratarse de una recopilación más de greatest
hits psicopedagógicos. Por ejemplo:
1º.-
La tópica imagen tétrica en blanco y negro de un aula con un profesor
autoritario, déspota y mala persona, que sugiere sin pudor la metodología,
YA EN DESUSO, del laletraconsangreentra.
2º.-
El topos de que “la revolución tecnológica hace que no se pueda
seguir enseñando a los alumnos de la misma forma que antes” (¿“antes” respecto
a la imagen de marras, “antes” respecto al siglo XX, "antes" respecto al mes
pasado…?).
3º.-
La declaración de intenciones habitual: “comentar con sus amigos cualquier noticia
por WhatsApp, Facebook o Twitter es lo más natural para ellos" (nuestros
alumnos, es decir, "los chicos"). Les resulta "más cómodo que
llamar por teléfono. Están acostumbrados a tener al alcance un sinfín de
aplicaciones y contenidos en todo momento”. Ya ven: “lo más natural”, “lo más
cómodo”, a lo que están “acostumbrados”. Que nadie ose hablar de lo provechoso,
lo eficaz o lo valioso. Incluso se nos dice que, "pese a todo, todavía hay
centros que no permiten" (maldita obsesión por prohibirlo todo) que la
tecnología “entre en sus clases” (como el testigo de Jehová que se niega a una
transfusión que le podría salvar la vida).
A
punto de arrojar la toalla, me encuentro una auténtica perla, un hallazgo
de guión que me hace pensar que ha valido la pena la lectura del
texto. Pero primero les cuento que Ricardo Oficialdegui y Álvaro González,
profesores en el Colegio
Irabia-Izaga de Pamplona, “han aunado esfuerzos y conocimientos
para crear un sistema de enseñanza y aprendizaje basado en tecnologías
digitales y en metodologías innovadoras surgidas de Harvard”. Hombre, eso de
Harvard, así de entrada, suena bien; no es como decir que la metodología
innovadora ha surgido en Bollullos del Condado, así que continúo. El éxito de
esta metodología “ha sido tal” (no sabemos exactamente cómo se ha constatado
“tal” éxito, pero parece que, por lo menos, ha debido ser un "éxito de
crítica y público”, o quizás "un éxito sin precedentes") que “ya ha sido
probado con éxito en las aulas de varios colegios españoles” (¡bien por el
método científico! Este es el camino: comprobar la validez de un método y
reducir la subjetividad. Viva Harvard, viva Ricardo Oficialdegui, viva Álvaro
González y viva Collullos del Condado). La “máxima”, de estos dos maestros
innovadores, es “que la tecnología nunca debe ser el fin” (incontestable,
oigan). Es posible que estén teniendo un déja vù y preguntándose dónde está la
originalidad de esta nueva metodología. Yo se lo digo: en el nombre. Atención: Polygon
System. Vayan, vayan a su página y lean: “Bienvenido a la nueva educación. Un lugar done el alumno es el centro del aprendizaje”. Polygon System, se nos cuenta,
“está creado por y para profesionales del mundo de la educación. A través de la
continua investigación y experiencia en las aulas, hemos conseguido desarrollar
un sistema de enseñanza-aprendizaje que integra los contenidos curriculares con
las metodologías más innovadoras y la tecnología (dispositivos móviles).
Queremos ayudar para que el cambio en la educación sea posible. La realidad ha
cambiado, debemos preparar a los alumnos de una forma distinta para un futuro
real. El proceso de aprendizaje tiene que evolucionar enfocando al alumno en el
centro del mismo. Nuestra misión consiste en aportar soluciones educativas
a los centros escolares de primaria y secundaria que estén inmersos en procesos
de mejora continua, que pretendan evolucionar hacia la educación del
futuro". Porque, según Oficialdegui & González, "la neurociencia
ha demostrado" (no se pierdan esta entrada del siempre recomendable blog de
Gregorio Luri) que "no
todos aprendemos de la misma forma", a lo que me gustaría objetar, aunque
sea por molestar un poco y meter el dedo en el ojo que, si bien no todos
tenemos la misma capacidad ni mostramos la misma disposición ni las mismas
ganas de esforzarnos, básicamente la forma de aprender es la misma, diga lo que
diga "la neurociencia" (la apelación a la neurociencia me recuerda
siempre a la apelación a "la ciudadanía" de los partidos políticos.
Políticos y pedagogos parecen conocer la opinión de todos los neurocientíficos
y de todos los ciudadanos). ¿Y cómo piensa el tándem O & G conseguir ese "cambio en la
educación? Acertaron: "formando a los profesores" porque
"nadie" (excepto el alumno, parece) "nace aprendido".
Y ya son siete los centros que en España han apostado por el método poligonero. Espléndido. Cada vez serán más frecuentes hermosas escenas como la siguiente:
"... un aula con un profesor autoritario, déspota y mala persona, que sugiere sin pudor la metodología, YA EN DESUSO, del laletraconsangreentra." Qúe miedo, por dios, ya solo falta que diga que es un expolicía y del Atlético de Madrid. Menos mal que existen las buenas prácticas innovadoras.
ResponderEliminarMenos mal, Martín, menos mal.
EliminarSi es que somos unos contumaces que nos negamos a ver la luz.
ResponderEliminar¡Yo pensé que la habías visto!
EliminarPodrías añadir en la lista de atrocidades del profesor decimonónico el exigir “la lista de los Reyes Godos” y aprender de memoria “la Tabla Periódica”. Lo suelen mencionar mucho los pedagogos progresistas, innovadores, etc.
ResponderEliminarCuando uno ve como se apunta casi todo el profesorado a estas tendencias comprende como un dictador puede ganar unas elecciones y ya sabemos a qué país me refiero. La falta de reflexión y espíritu crítico dan escalofríos.
Sí, lo de la lista de los Reyes Godos es recurrente. En música lo llamaríamos un obstinato. En fin...
EliminarRecuerdo uno de estos cursos luminosos e ilusionantes del Cep en que el experto de pro, por lo demás un contumaz empeñado en no decir ningún dato a derechas, nos aleccionó a los ignaros con la manera innovadora de explicar la ecuación de segundo grado. Criaturas! Ellos tan esforzados en proporcionarnos el saber y la mayoría de nosotros tan renegados y refractarios a recibir las flores de la recta doctrina. Por fortuna algunos ya se van convirtiendo a la buena senda. En fin, saludos cordiales.
ResponderEliminarIgualmente, amigo anónimo. Y gracias por la visita.
Eliminar